Hace ya dos años que Martina vive en la vieja casa de la abuela Famke, donde descubrió el Portal que la lleva a Novrogod. Acaba de cumplir catorce, y ha pasado tanto tiempo desde que conoció la Hechicería, la Mariposa de la Luz y todo el mundo mágico de Novrogod que bien podría dudar de que todo fuera cierto. Salvo por Matías, que es tan real en un mundo como en el otro. Algo sucede de este lado de los espejos que los llevará a volver a cruzar el Portal de luz.

Martina ya sabe que es capaz de muchas cosas, pero una vez más tendrá que enfrentarse a la Oscuridad y desafiar los límites de su propia confianza. En esta segunda parte de la trilogía, la pelirroja se aleja de sus lugares seguros, recorre tierras extrañas y mares engañosos; lucha con monstruos y con hombres, espalda con espalda con la princesa Emelia, todo para estar cada vez un paso más cerca de sí misma.

«Martina cerró los ojos. Oscuridad en su mente. Ya su cuerpo estaba llegando al final. Era como estar en el medio del mar, en una tempestad, aferrada a una roca, pero sus dedos no podían más. Solo quedaba dejarse ir. Que la negrura de las profundidades la devorara.»